Ayer tuve la oportunidad de presenciar nuevamente el momento en que un jesuita cercano dijo su «sí» definitivo a Dios (por segunda vez, porque ya hizo sus votos perpetuos en el noviciado). Durante la ceremonia, Romek decidió romper algunos convencionalismos y pronunció algunas palabras propias después del Evangelio, muchas de las cuales me recordaron lo que es importante, lo que da vida y lo que ilumina el corazón.

Primero, nos habló de un sueño que tuvo hace unos años, en el que descubrió tres reglas importantes de la vida: amar a las personas, confiar en la vida y vivirlo todo. Aunque ya había escuchado esta historia antes, las palabras sobre la confianza resonaron fuertemente dentro de mí. Dios me llama constantemente a confiar en el camino y el proceso, y yo todavía estoy impaciente. Me gustaría conocer el plan y ver la meta en el horizonte. Durante mi último retiro, esta verdad sobre confianza en la vida me llegó en forma de palabras de una canción de Dream Theater: «let the story guide me». Así la historia continúa y me hace avanzar paso a paso.

Gran parte del sermón estuvo lleno de la comprensión de Romek de los votos, que pronto renovará delante de todos, ante Jesús Eucarístico. Este entendimiento está muy cerca de mi corazón y me recuerda que aunque mis votos expiraron hace más de dos años, todavía quiero vivirlos con todo mi corazón aquí y ahora, donde Dios me ha puesto.

Castidad es amar a las personas en relaciones profundas, sin miedo, sin fingir, sin egoísmo, significa expandir constantemente el corazón y aprender a ser para los demás. Obediencia es confiar en que Dios obra en la Iglesia pecadora, significa libertad para seguir Su plan y no las propias ideas, significa fraternidad y cultivo consciente de pequeños gestos de amor a pesar de diversos prejuicios. Pobreza es aceptar tu mayor debilidad y la de los demás, permitirte ser dependiente y vulnerable, significa simplicidad en muchos niveles diferentes.

Estas tres reglas del Evangelio son para todo aquel que quiera seguir a Jesús, porque, como dijo Romek: decirle «sí» a Él es decir «sí» a la vida dentro de uno mismo y dejar que esta vida fluya en el mundo. Una frase me resuena hoy especialmente: «Cuando pienso en Él, todo en mí se conmueve profundamente». Me identifico con esto. Así es.

Puedes escuchar la ceremonia completa aquí (¡con traducción al inglés!).
Foto de Asia Wiśniewska. Más fotos aquí.